Alimentación y salud

La palabra croissant en francés quiere decir creciente, en el sentido de “cuarto creciente lunar” y se refiere a la forma original del bollo. Originalmente se define como una masa elaborada a base de levadura, mantequilla o margarina, pero al haberse extendido a nivel mundial, hoy en día tiene infinidad de versiones adaptadas.

Esta pieza de panadería de hojaldre es de origen austriaco, aunque posteriormente su versión hojaldrada se desarrolló en Francia y es allí desde donde se arrancó su proyección mundial. Su creación se sitúa en la Viena (Austria) del Siglo XVII, durante el asedio de las tropas del Imperio Turco.

Corría el año 1683, cuando el Imperio Turco que avanzaba por Europa conquistando territorios del Imperio Romano Germánico a lo largo del Danubio fijó su objetivo en Viena. La ciudad se encontraba rodeada por una muralla, así que la estrategia de los 20.000 soldados fue socavar el terreno por debajo de las murallas, hasta desembocar en el centro de la ciudad.

Para no ser descubiertos trabajaban sólo por la noche, pero no se habían percatado de que los panaderos también trabajaban a esas horas. Estos oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y picos, y dieron la voz de alarma. De esta manera toda la ciudad y el ejército pudo repeler el ataque del invasor, que no tuvo más remedio que retirarse.

Como celebración de esta victoria, el emperador condecoró a los panaderos, y estos crearon un bollo con forma de luna creciente, la misma que lucía en la bandera Turca. El croissant simbolizó la manera de ‘comerse a un turco’, una dulce venganza llevada a cabo gracias a la inestimable colaboración de los panaderos vieneses.

En los países de habla hispana los cruasanes son conocido como ‘cachitos’ en Perú, Ecuador y Venezuela; ‘medialunas’ en Argentina y Chile y “cangrejitos o cuernitos” en el resto de latinoamercia.

¿Croissant curvo o croissant recto?

Hasta hace pocos años, en España, el croissant tenía forma de U, se comía con cuernos y se elaboraba con margarina o manteca. Pero poco a poco fueron aumentando los amantes del croissant recto y hecho con mantequilla como se prepara en el país galo.

La razón de hacerlo recto es por garantizar mas uniformidad en la textura y el sabor. El croissant se hace a partir de un triangulo de masa enrollado, y si le doblas las puntas, acabas desgarrando la masa y los cuernos quedan más crujientes que el interior y más secos, cosa que a los defensores del croissant con cuernos les encanta.

En Martín Martín tenemos los dos tipos, y de los mas de 500.000 croissants que vendemos al año, si que es cierto que 80% son con cuernos, aunque tenemos que decir que el francés recto y de mantequilla cada día tiene mas adeptos y estamos convencidos de que cada vez se impondrá más, porque la mantequilla le otorga unas cualidades de sabor y textura inigualables